Por Colectivo Ocupante
El libro Habitante. El teatro como imaginario social, publicado por RIL Editores en 2014, es una investigación independiente elaborada por un equipo multidisciplinario (Colectivo Ocupante), que constituyen la licenciada en artesescénicas Constanza Araya (Universidad Mayor), la actriz y fotógrafa Lucía Díaz (Universidad Mayor), la egresada de Geografía Paz Orellana (Universidad de Chile) y la arquitecta Romina Cristi (Universidad de Chile). El trabajo fue realizado entre marzo y julio de ese año, como parte de un Proyecto FONDART en su línea de investigación.
Habitante… aborda la temática de la segregación socioespacial y los imaginarios urbanos desde la dramaturgia y a partir de la problemática del límite y su transgresión, que ya en 1963, por medio de la obra teatral “Los invasores” de Egon Wolff, muestra cómo un río deja a los ricos dentro y a los pobres fuera, sin posibilidad de convivir, lo que deja en evidencia que un límite geográfico puede generar relaciones de poder y exclusión entre grupos sociales disímiles.
De esta forma, la investigación lleva aquella mirada a un contexto palpable, relacionando la problemática planteada por la obra hace más de 50 años con la configuración de las ciudades actuales y sus implicancias sociales, para lo cual selecciona como caso de estudio La Loma de La Florida, cuyo origen como población se asocia a la toma de terrenos precordilleranos por parte de campesinos del sector en 1970. Asimismo, aborda las villas que la comienzan a rodear a partir de los años 90, fruto de la liberalización del suelo en sectores rurales y periféricos del Gran Santiago que permitió la masiva llegada de nuevas villas a la precordillera floridana.
A través de una analogía entre la ciudad de hoy y el retrato de Wolff –o dramaturgización a la inversa– se desentraña cómo la relación entre dos grupos sociales establecidos en un mismo territorio aunque originados en contextos políticos e históricos distintos –por un lado, la lucha política y social de los marginados durante los años 60 y parte de los 70 y, por otro, una posdictadura que avala el sistema neoliberal, declara el suelo como recurso no escaso (Daher, 1991) y, con ello, permite que el negocio inmobiliario ebulla– puede derivar en conflictos profundos a raíz de prejuicios nacidos en la (in)diferencia y el desconocimiento.
En este sentido, el tipo de convivencia que se ha generado entre ambas villas está íntimamente vinculado con el contexto urbano chileno actual, en que la construcción y expansión de las ciudades obedece, en lo fundamental, a decisiones de privados cuyo objetivo apunta a la obtención de ganancias a través de negocios netamente lucrativos, dejando de lado el rol regulador del Estado, el que, a lo largo de los años, ha perpetuado un silencio displicente. Aunque no se quiera asumir, esto último define la vida de las comunidades en su sentido más primordial, vale decir, el desarrollo de la vida cotidiana y, por lo tanto, el bien común de los sujetos urbanos.
La actual forma de hacer ciudad se asocia al mercado como principal modelador, con un desarrollo inmobiliario que no considera la creación de barrios sino que la construcción de un conjunto de casas desvinculadas entre ellas y aisladas del lugar en que se insertan, lo que ha generado la consolidación de una estructura metropolitana polarizada y segregada, con una marcada diferenciación entre grupos socioeconómicos (Jirón, 2010). Así, a través del relato de los propios habitantes, el registro fotográfico y la perspectiva interdisciplinaria quedan de manifiesto aquellas realidades ocultas al interior de la ciudad y las causas y consecuencias de los límites que, más allá de estructuras y estadísticas, tejen historias y construyen lugares como el reflejo de vivencias cotidianas, determinadas por factores espaciales y socioculturales que generan la identidad de grupos humanos en la urbe.
Este proceso se asocia a la creación de imaginarios urbanos (Lindón, 2007) creados a partir del significado que se otorga a las personas, lugares o situaciones que, en escenarios complejos como una ciudad, pueden originarse a partir de prejuicios y miedos fundamentados en que el otro quiere transgredir mi espacio e invadir mi territorio, con lo que se da pie a la posibilidad latente de conflictos entre grupos sociales desiguales. La construcción de esa relación se localiza entre lo real y lo imaginario, entre lo que se sabe y lo que se supone, lo que, en ocasiones, coarta la creación de espacios de convivencia y ubica al miedo como motor de las relaciones sociales. Dilucidar, entonces, el origen y los efectos de esta realidad urbana fue nuestro principal objetivo, entendiendo a través de relatos y testimonios cómo las relaciones sociales entre dos villas tan distintas en su origen pueden crear un territorio en constante tensión y distanciamiento al validar los límites como algo inquebrantable.
A través de este trabajo, y como ciudadanas del Santiago de hoy, observamos de manera empírica el proceso de transformación social –de una comunidad participativa, organizada y colaborativa a una formada por sujetos aislados y expresada en la imagen ideal importada de un barrio y un estilo de vida determinados a los que aspirar– impulsado durante los últimos 40 años por el sistema neoliberal. Sin embargo, aun cuando la ciudad se construye de manera fragmentaria, con una ideología individualista subyacente que destruye y coarta las relaciones entre los habitantes, existen iniciativas por parte de la población que vive bajo el viejo sueño de la ciudad integrada (Márquez, 2007), quienes se permiten conocer al otro, construir barrios que no fueron edificados con esa intención y, así, situar como protagonistas a los mismos habitantes en la creación de ciudad.
Imagen n°1.Araya, C.; Cristi, R.; Díaz, L. y P. Orellana. (2014). Habitante. El teatro como imaginario social. Santiago: RIL Editores.
Bibliografía
Daher, A. (1991). “Neoliberalismo urbano en Chile”.Estudios públicos. (43). Pp. 281–99. Santiago: Centro de Estudios Públicos.
Jirón, P.; Lange, C. y M. Bertrand. (2010). “Exclusión y desigualdad espacial: retrato desde la movilidad.Revista INVI. 68(25): 15–57.
Lindón, A. (2007). “Los imaginarios urbanos y el constructivismo geográfico: los hologramas espaciales”. Revista Eure. 33(99): 31–46.
Márquez, F. (2007). “Imaginarios urbanos en el Gran Santiago: huellas de una metamorfosis”. Revista Eure. 33(99): 79–88.